Menos, muchas menos, y mejores
A los problemas habituales de la vuelta de vacaciones, desde hace unos años se añade el de los millones de fotos que se cuelan por los mensajes, llegan por e-mail y acechan en los teléfonos y al oír la casi obligada pregunta ¿Dónde has estado? salen en tropel y te arrollan.
¿Y qué me dice de las paellas? ¿Cuántas fotos de paellas ha recibido usted por los múltiples caminos de esta aldea digital?
Particularmente inútiles resultan las fotos de comida; hasta que se invente la forma de hincarle el diente a los bits, o de usarlos para transmitir olor que parece más cercano
Además, permítame decirle que sus fotos de comida son muy malas.
-¡Malas las mías! !Qué me dice!
Sí, sí, las suyas, las mías, las de los otros...Fotografiar comida, y que resulte apetitosa, requiere de iluminación controlada, sacar brillo a las frutas, espolvorear con agua para aumentar la sensación de frescor...Aquí tiene unos cuanto consejos ¿Ha visto el vídeo? ¡Véalo, véalo¡
Las suyas y las mías no están hechas así ¿verdad?
-Entonces ¿qué hacemos con las fotos?
Apliquemos el refranero, en este caso de Brasil: sé breve y agradarás:
¡Seleccione! ¡seleccione! Todos los programas para ver fotos tienen un sistema de calificación, bien sea por estrellas o números. Impóngase alguna norma: una foto por día, o por lugar visitado y elija la que más le guste, póngale los puntos o estrellas máximos y pase al siguiente día o lugar, y vuelva a seleccionar la mejor.
Ya tiene una primera selección con la mejor foto de cada día o lugar o persona... Ya puede enseñarlas, colgarlas en la red, enviarlas por correo o lo que estime oportuno.
Repita el proceso, en este caso será la segunda mejor y la puntuación será la máxima menos uno. Hágalo cuántas veces quiera, y vuelva a analizar también las ya seleccionadas. Si deja pasar un poco de tiempo entre cada selección verá que el paso del tiempo aumenta su sentido crítico y se reduce muchísimo el número de fotos.